Mafalda



Por Rocío Zalazar, 11 años.
Fotos Cristina Moreaux

En el coche de Mafalda recorrimos su mundo, conocimos sus amigos, el departamento en el que vivía con sus padres, escuchamos su música preferida, reflexionamos sobre su preocupación: el mundo, que es igual a la de nuestros chicos: la búsqueda de un mundo mejor. El recorrido fue acompañado por una guía, y con ella conversamos
Rocío- ¿Cómo te llamas?
María Eugenia- Mi nombre es María Eugenia, vivo en Santa Fe, y todavía voy a la escuela, estoy en quinto, el último año, y voy a una escuela de acá, en Santa Fe.

Rocío- ¿Estudiaste mucho sobre Mafalda?
María Eugenia- Sí, para estar de guía tuve que hacer unas capacitaciones que organizó el Concejo Municipal, se hizo con profesores que vinieron de Buenos Aires para capacitarnos y guiarnos. A partir de allí empezamos a guiar escuelas y guiadas libres los fines de semana.
Rocío- ¿Es tu trabajo o lo haces por la escuela?
María Eugenia- Yo soy voluntaria, me ofrecí voluntariamente para guiar porque me gusta estar con chicos, me gusta aprender, me gusta Mafalda, la amo!! Y me genera placer hacer este tipo de actividades.
Rocío- ¿Qué sabes de Mafalda?

María Eugenia- Que es una nena inteligente, que marcó muchísimo una época, que está tratando de sacar lo mejor del mundo aunque éste este tapado de miserias, y ella tiene la esperanza que todo se va a reconstruir, y que todos juntos van a formar una sociedad más igualitaria a pesar de los horrores que a veces imposibilitan ésto.
Rocío-¿Quién escribió Mafalda?
María Eugenia- La escribió Quino, un autor argentino que en estos momentos esta viviendo en España. La escribió y dibujó a fines de los 60, principios de los 70, durante 15 años. Significó y marcó una época de la Argentina porque tocaba muchos temas que eran problemáticas y situaciones que en esos momentos eran muy importantes.
Rocío- ¿Cuáles eran los temas favoritos de Mafalda?
María Eugenia- Mafalda hablaba sobre la guerra, sobre el cuidado del medio ambiente, sobre la importancia de ayudar al otro, de comprenderlo, la no discriminación, el prejuicio, la intolerancia, pero siempre desde su humor, su carisma y personalidad que tanto caracterizan a ella.
Rocío- ¿Qué le gustaba hacer a Mafalda?
María Eugenia- Jugaba con sus amigos, y a ellos les gustaba estar con ella, no le gustaba la sopa, tenía su familia compuesta  por sus papás, su hermano más chiquito, le gustaba ir a la escuela y aprender.
Rocío- ¿Por dónde sigue la muestra?
María Eugenia- La muestra sigue en España. Está recorriendo el mundo entero, empezó hace cuatro años, y es la primera vez que está en Santa Fe, Capital. Y esta bueno que la visiten y aprovechen esa oportunidad.
Rocío- Muchas gracias por tu guía en la muestra, gracias por el recorrido.
Cristina- Desde ya muy agradecidos por tu guía, y te cuento que los chicos que participaron de esta visita están en una revista que tiene como lema ''La Búsqueda de un mundo mejor'', por eso les gusto mucho la preocupación de Mafalda por el mundo.
María Eugenia- Mafalda es un claro ejemplo de que queremos un mundo mejor y no las cosas que están pasando. Gracias por venir.
Descansamos un rato en la plaza de su barrio, y volvimos a nuestro barrio, con la ilusión que pronto tendremos una bella plaza en nuestro barrio.





Entrevista con Quino
 
¿Por qué cree que Mafalda no ha perdido vigencia?
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Ni yo mismo lo sé. Tal vez porque muchas de las cosas que ella cuestionaba todavía siguen sin resolverse, de eso no quedan dudas. Es más, a veces me sorprende cómo algunas de esas tiras dibujadas hace más de veinte años todavía pueden aplicarse a cuestiones de hoy. Sin ir más lejos, el año pasado salió en Italia un libro con las viñetas que acompañaban a las tiras de Mafalda en la revista "Siete Días". Estaban separadas por temas: política, economía... Lo increíble es cómo muchas de esas historietas parecían hacer referencia directa a la campaña de Berlusconi.

 Supongamos que Mafalda hubiese surgido en los '90, y no en los '60. ¿De qué hablaría hoy?
- No sé, de lo mismo... del sida, las injusticias, la ecología, la manipulación genética... Es que en realidad desde que dejé de hacerla no me puse a pensar en qué diría. Cada tira de Mafalda me llevaba un día entero de trabajo, desde las 9 de la mañana hasta las 5 de la tarde. Pero de todas formas, yo creo que siempre siguen naciendo Mafaldas ¿no? Es más, las Mafaldas de hoy están mucho mejor informadas a través de los medios de comunicación que aquella Mafalda de los '60.

¿Le molesta hablar de Mafalda?
- No, para nada. Muchos creen que Mafalda me persigue pero no, sólo me acompaña. En mí no se da esa fábula de los celos entre el autor y sus personajes. Además me alegra que la halaguen, porque es parte mía. La gente siempre necesita de un nombre y de un personaje con el cual identificarse; es lógico entonces que se acuerden más de Mafalda: fue el único personaje de historieta que hice. Pero los mismos temas que le preocupaban a Mafalda y que me preocupan a mí, aparecen en las páginas de humor que publico actualmente en la revista de "Clarín".

¿Se puede llegar a modificar algo con el humor?
- No, no lo creo. Pero ayuda. Es el pequeño granito de arena que uno puede aportar para modificar las cosas.

¿Mafalda logró cambiar algo?
- Yo diría que no. La prueba está en que se sigue leyendo igual que antes. Es decir que siguen vigentes los mismos problemas, las mismas injusticias que hace veinte años.

¿Cómo tomó la decisión de abandonar a Mafalda?
- Fue una cosa que me costó mucho, pero no quería que Mafalda fuera como esas historietas que la gente lee por costumbre, pero que no tienen sentido. Además, hacer una historieta no es lo mismo que hacer una página de humor. Es un trabajo más rutinario, y por lo tanto uno se siente más limitado. La historieta obliga a dibujar siempre a los mismos personajes y en la misma medida. Es como si un carpintero tuviera que hacer siempre la misma mesa, y yo también quería hacer puertas, sillas, banquitos. Una vez me preguntaron si no pensaba en resucitarla. Y resucitarla significaría que está muerta. Nadie duda que está bien viva, afortunadamente. En realidad, Mafalda fue anunciando su retiro desde las viñetas que acompañaban a la tira en "Siete Días". La señal más concreta y definitiva estuvo, claro, a cargo de la chismosa Susanita: "Ustedes no digan nada que yo les dije -susurró desde un cuadrito el 18 de junio de 1973-, pero parece que por el preciso y exacto lapso de 'un tiempito' los lectores que estén hartos de nosotros van a poder gozar de nuestra grata ausencia dentro de muy poco"